'Todo en vano', una novela clásica de la Segunda Guerra Mundial
- Reseña Mia
- 30 jul 2020
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Traducen por primera vez al español Todo en vano, la reconocida novela de Walter Kempowski.

Walter Kempowski dedicó su vida a investigar sobre la Segunda Guerra Mundial.
Foto: Ullstein bild-getty images
Se llama Georgenhof. Pertenece a la familia Von Globig, de la aristocracia prusiana en el ocaso, descendientes de los Junker. Han tenido que vender terrenos para hacer inversiones riesgosas en Inglaterra y en Rumania, y el señor, Eberhard von Globig, se vio obligado a emplearse con los nazis.
Su trabajo consiste en buscar provisiones de alimentos para el ejército, por lo cual ahora se encuentra en Italia. En la enorme casa, ubicada en la Prusia Oriental, cerca del pueblo de Mitkau y de Könisberg, la ciudad de Kant, viven Katharina, la esposa; Peter, el hijo de 12 años; una tía arrimada –‘La tiita’– que funge como ama de llaves, y la servidumbre, conformada por dos muchachas ucranianas y un ayudante polaco.
Es el invierno de 1945, el Ejército Rojo está llegando, la gente huye en caravanas; sin embargo, en Georgenhof ignoran las señales de la inminente tragedia: “Rodeada de sus viejos robles, parecía una isla negra en mitad de un mar blanco”.
La casa es un receptáculo de historias. Los Von Globig abren generosamente sus puertas no solo a la comunidad local –el alcalde, el profesor–; también a los desplazados que vienen huyendo de los rusos: un economista, una violinista, un barón y su esposa, un maestro enfermo. Cada quien trae una historia y revela un carácter. O alguna mezquindad. En pocas palabras, en la descripción de un gesto, de un pensamiento, en un diálogo, la narración nos transmite la psicología de los personajes.
Según queda claro en la novela, pocos creían en la derrota. Y no solo por el control y la censura a los medios de comunicación. Había una secreta esperanza de que Hitler, a última hora, correría a los rusos. Y no porque fueran nazis, no por convicción: solo porque una vez que la gente se acomoda a un orden, no quiere ningún cambio. No es ‘la banalidad del mal’ de Hannah Arendt, es la simple banalidad.
No por azar, Todo en vano es un clásico alemán sobre la Segunda Guerra Mundial. Es el último libro de un autor que le dedicó su vida a ese tema; solo pudo terminar esta novela en 2006, un año antes de su muerte, que publican en español por primera vez, con una magnífica traducción de Carlos Fortea.
Como solía repetir ‘La tiita’: “Las cosas no son tan sencillas”. Y menos esas cosas de hablar sobre la guerra. Lo sabía Sebald y lo aprendió Kempowski, quien deja como colofón una cita suya: “La capacidad del ser humano para olvidar lo que no quiere saber, para no ver lo que tiene delante, pocas veces se ha puesto a prueba mejor que en la Alemania en aquella época”.
Fuente: Revista Semana
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